viernes, 9 de agosto de 2013

Capítulo 3.

Nos dirigimos a casa de Hayley, ya que hoy yo comería con ella.
-Tía, ese chico te tiene enamoradita- Vaya forma de romper el silencio tenía.
-¿Cómo me va a tener enamorada un gilipollas egocéntrico que ligará con todas, se cree que soy la chica facilona y ni siquiera sabe mi nombre?-Respondí seca.
-¿Pero tú le has visto?-Dijo mordiéndose un labio.
-Demasiado. Por cierto, ¿de qué hablabas con el profesor?- Cambié de tema ya que el anterior me ponía nerviosa y odiaba eso.
-Em..de.-se quedó pensando y eso no me gustaba mucho- de que espera que tenga un buen verano y esas cosas- Soltó de golpe. Eso que había dicho no me daba mucha confianza, creo que me estaba mintiendo, pero no quería hacer más preguntas sobre aquello.
Finalmente llegamos a su casa y lo único que se oía era una moto aparcando. Cómo me gustaba ese ruido. Era como un tigre o león rugiendo. Amaba también el olor de la gasolina. Ese olor y sonido me daban sensaciones de libertad. Necesitaba montar y experimentar todo eso. Rozar mi yemas de los dedos con el manillar mientras lo giro para que arranque. Ponerme el casco que me separaba del resto del mundo y sentir toda la adrenalina atravesando mi espina dorsal. Fui corriendo hasta el dueño de la moto. Mi pequeño rubito y mi mundo entero. Era más que un amigo, era como mi hermano. Se quitó el casco y dejó que se viese su precioso pelo rubio, se lo sacudió y me miró, me miró con esos ojos tan profundos, tan profundos como el mar. Sus ojos eran un mar, un mar que no me cansaría nunca de mirar. Y sonrió. Esa sonrisa perfecta que me hacia darme cuenta de lo adorable que era. Fui a sus brazos y le abracé. Era mucho más alto que yo, cosa que no era muy difícil, la verdad.
-Niall, ¿puedo?- Le pregunté señalando con la cabeza hacia la moto.
-Lo siento pero no y no pongas cara de cachorrito que me siento mal diciéndote que no.
-Ala, pero, ¿porqué?- Él siempre me dejaba montar, no entendía porqué ahora no podía.
- Es que está un poco vieja y estropeada y la tengo que llevar al mecánico.-No le di más importancia porque sabía que no me estaba mintiendo y entramos en casa. Hayley dijo que como no estaban sus padres, iba a hacer la comida. No nos quiso decir lo que era y nos cerró la puerta de la cocina, por lo tanto, fuimos al salón a ver la tele.
-Bueno, pequeñaja, ¿qué tal el chachi teatro de todos los años?- Dijo ironizando la palabra 'Cachi'.
-Meeeeh, un coñazo, como siempre.- Reímos tras eso y el silencio volvió. No duró mucho ya que Hayley llegó con su pizza casera. Qué buena pinta y qué asco daba. Podría sonar raro, pero era así.
-No ha sido del todo coñazo cuando te chocas con un buenorro en el baño, ¿no, Cassie?- Cuando Hayley terminó de decir eso no podía parar de reír. La pegué un codazo cariñoso y fingió sentir dolor.
Le conté a Niall al chico que había "conocido", sin muchos detalles, tampoco lo consideraba muy importante, la verdad. Cuando terminamos de comer, Hayley y yo nos dispusimos a subir a su habitación.
-Chicas, ¿os importa que venga esta tarde un amigo?- Nos detuvo con su pregunta en el principio de las escaleras.
-No.-Respondimos las dos con una sonrisa en la cara.-Vamos a ir a la playa, así que no pasa nada.- Terminó de decir Hayley. Esa decisión de ir a la playa la había tomado ella. No me gustaba mucho la idea, pero si iba con ella sabía que me lo iba a pasar bien. Ya en su habitación, mientras hacíamos el tonto, llegaron sus padres y entraron para saludarme.
-Cariño, ¿le has dicho ya eso de..?-Preguntó casi susurrando refiriéndose a mi a Hayley. Esta se pone un tanto nerviosa y se ríe con cara de no saber a lo que se refería, pero me daba la sensación de que lo sabía perfectamente. Cogió a su madre y la echo del cuarto.
-Tía, ¿qué...?-Pregunté sabiendo que no hacía falta terminar la frase.
-¿Qué? ¡Oh, nada! ¡No pasa nada!- Estaba muy rara, pero decidí dejarlo pasar.
Pasó una hora y ya me tuve que ir a mi casa para cambiarme y poner el bikini. Cuando estoy al lado de la entrada, veo un coche que no suele estar ahí, era extraño, muy extraño que estuviese ahí. Me acerqué y lo ví, ¿qué hacía él aquí? No debería estar hasta mañana. No entendía nada.

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